jueves, 29 de octubre de 2009

El festejo del carnaval en la Buenos Aires del siglo XXI.
Ninguna certeza, muchos interrogantes

Pupita La Mocuda

No es la primera vez que nos referimos a la manera en que el abigarrado escenario de la murgueridad argentina contemporánea de profunda raigambre porteña incluye, en su fluir incesante de acomodamientos y reacomodamientos, situaciones que, en un amplísimo y variado arco van desde la segmentación y la fragmentación hasta la redificación y la confluencia a partir de afinidades de distinto tipo.  (1) Esto se relaciona profundamente con la celebración del  carnaval en la Ciudad de Buenos Aires, el cual puede ser caracterizado como murgocéntrico  ya que han sido precisamente las murgas las que han mantenido vivo el festejo participativo  y el espíritu colectivo al organizarse y volver a ganar la calle. (2) El panorama actual se complejiza, entre otras cuestiones, con la puesta en práctica desde 1997 de políticas de promoción cultural únicas en el país por parte del estado – emanadas de la  lucha de quienes mantuvieron la práctica y el arte murgueros aún en momentos tremendamente difíciles, incluso durante los años de la última dictadura militar – que han dado gran impulso a la actividad de las agrupaciones de carnaval.


La actual normativa, aunque reciente, no solamente ha generado intensos y nutridos intercambios, disensos y controversias a su alrededor en el seno de la “comunidad del carnaval” capitalina y sus ámbitos de expresión y trabajo conjunto sino que también ha sido objeto de distintas transfomaciones que de manera paulatina han ido alterando su fisonomía. Este último año el debate ha girado mayormente en torno al sistema de ingreso al circuito de corsos generados a partir del Programa Carnaval Porteño así como también a la cantidad de agrupaciones con posibilidad de participación en él. A toda esta conjunción no son ajenas tampoco ni la problemática del financiamiento de la actividad carnavalera en nuestra ciudad a partir del presupuesto previsto para ese menester por la legislación ni la preocupación por lo que suele denominarse la "calidad del espectáculo" y su programación así como tampoco la probable reorganización de las celebraciones carnavalescas en cuanto a cantidad de espacios para ellas destinadas.

Mucho ha sido el camino recorrido gracias al compromiso y la entrega personales de quienes han brindado todo de sí para que ocurriera. Aún así, en la etapa actual de consolidación  del extraordinario resurgimiento de la actividad de las formaciones murgueras en especial y carnavaleras en general es necesario redoblar los esfuerzos para que puedan ir gestándose y afianzándose configuraciones - y no sólo a nivel de la Ciudad de Buenos Aires, aunque ella es lo que nos ocupa en esta comunicación - que sean a la vez realmente integradoras, inclusivas y generadoras de la adhesión y participación de todo el espectro de las agrupaciones involucradas como así también de la ciudadanía mas no sólo con respecto a la restitución del feriado nacional sino también – y quizás principalmente –en el fomento y la promoción de la valoración positiva de los vecinos con respecto a la recuperación de la celebración y la consiguiente recuperación de la memoria colectiva. (No es ajeno a esto último el papel que juegan los medios masivos de comunicación en el tratamiento del tema).

El fenómeno murguero en la Argentina (desde su cuna, Buenos Aires) y también el carnavalero han estado desde siempre signados por su conexión con lo múltiple, lo multitudinario y una de sus características principales y distintivas es su innegable fuerza de absorción de “los muchos”. (3)  El acceso a la celebración es de modalidad libre y gratuita y ocurre principalmente en el espacio público. Son estas cuestiones y su ligazón, por ejemplo, con la posibilidad de su privatización o comercialización sobre las que hay posturas encontradas tanto entre los artífices del carnaval en sí como entre la población, las autoridades gubernamentales e instituciones de la sociedad civil.

Frente a este cuadro quedarían planteadas muchas preguntas que sólo tendrán respuestas con el correr del tiempo, ya sea en el corto, el mediano o incluso el largo plazo y las que, obviamente, no puede circunscribirse a lo que ocurra solamente dentro de los límites de la Ciudad de Buenos Aires sino que debe tener alcance nacional. Contabilizamos entre estos interrogantes aquello relacionado con lo que pueda deparar el futuro a la conformación de las agrupaciones en sí tanto como de los colectivos que las reúnen; a sus luchas y justos reclamos, los cuales se vienen sucediendo desde hace alrededor de dos décadas y a su fortalecimiento o su debilitamiento; a la posibilidad o no de formación y sostenimiento de nuevas y plurales corrientes de opinión y acción así como de articulación de las distintas corrientes que conforman el arco murguero y carnavalero en la actualidad siempre teniendo presente el hecho de que la cara triste de la diversidad puede ser la fragmentación si no hay algún horizonte común que nos contenga.

Otra de las interrogaciones posibles se abre alrededor de la compleja problemática de la tan mentada identidad de las agrupaciones de carnaval y su relación con el festejo del carnaval en tanto y en cuanto es necesario pensar cómo se conjugan o en qué medida se potencian o se contraponen. Una tercera se relaciona con los alcances y las limitaciones del reestablecimiento del feriado de carnaval  como manera de promover la participación y el involucramiento de la ciudadanía en general con la fiesta carnavalera aun cuando la lucha por su restitución haya sido iniciada y sostenida por distintos sectores murgueros a lo largo de más de una década.

Por último,  una cuestión de vital importancia se plantea en el desafío que supone para la “comunidad del carnaval” como conjunto de agentes culturales de activa participación en el mantenimiento de la celebración popular por excelencia para (re)convocar, para volver a enamorar, para  encontrar la fuerza, el empuje que afiance la imprescindible comunión con los habitantes de la ciudad, con sus instituciones barriales y vecinales así como para desmarcarse, destrabar los determinimos que amenazan con socavarla y que pretenden seguir ocultándola,  marginándola, invisibilizandola por ser el espacio de alegría de "los de abajo"  y ser, entonces,  capaz de disfrutarse a sí misma en plenitud. Por esto entendemos encontrar (o reencontrar) formas y modalidades más fecundas y superadoras que en vez de achicar o acotar la fiesta la hagan aún más vital, más amplia, más trascendente.

(1) Por ejemplo, en el Grupo Yahoo Dale Murga donde el debate ha sido y es intenso.
(2) Martín, Alicia (2001)
(3) Nos hemos referido a esto en La Murga como una de las Formas de la Multitud, (2006), Sostengan que Nacemos, [on line]: http://sostenganquenacemos.blogspot.com/2006/08/la-murga-como-una-de-las-formas-de-la.html









2 comentarios:

  1. No es mucho lo que se puede agregar y poco lo que se pueda comentar,atento refleja lo que uno aprecia sobre el fenomeno carnavalesco argentino enfatizando y circunscribiendolo a la Ciudad Autonoma. Aun con los problemas de implementacion en curso, se me hace que no se ha reparado,la conquista que implica la puesta en marcha del Programa "carnavales porteños".
    Ello tanto por la constitucion del programa, requisito ineludible para que una politica publica vaya mas alla de lo declaratorio, y por la instnacia participativa genuina que comporta integrar la Comision de Carnaval con un represenrtante de las murgas grandes y otro de las "chicas",casi en un pie de igualdad con un representante del Ejecutivo y otro de la Legislatura. Eso es casi inexistente en otras areas del quehacer argentino.

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  2. Aún cuando toda política cultural es siempre mejorable, tal como expresa Alfredo, creo que es innegable la brecha abierta por la legislación de corte participativo de promoción y protección de la Ciudad de Buenos Aires en cuanto a sus festejos carnavalescos contemporáneos y tomarla de ejemplo, podría dar pie a formulaciones del estilo en otros lugares de la Argentina donde la actividad de murgas y agrupaciones de carnaval va en aumento constante.

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