lunes, 26 de octubre de 2009

Escribí este pequeño artículo para mi blog y bajo la inspiración de los intercambios que se producían en ese momento en el Grupo Dale Murga luego hace dos años de las dos marchas reclamando la restitución del feriado. En términos generales sigo teniendo las mismas inquietudes y preguntas que allí y entonces aunque no me arriesgo a decir lo mismo de algunas de sus hipótesis cómo, por ejemplo, como entra a jugar la cuestión de lo generacional en las desaveniencias.
Marchas y Contramarchas
Impresiones acerca de las Concentraciones Murgueras en Buenos Aires por la Restitución del Feriado de Carnaval - Febrero de 2007


Pupita La Mocuda

Algún que otro distraído se habrá quedado pensando: - ¿Pero cómo? ¿Yo ayer a estos no los vi yendo para el otro lado?¿Donde habrán trasnochado? No por las cosas obvias como los trajes, las banderas, los bombos, los muñecos, la alegría, la efusividad y la mirada maravillada de los niños ... Ni tampoco porque hubo estandartes que estuvieron en las dos marchas ... Ni mucho menos porque las dos concentraciones, aún con consignas similares aunque no iguales, tenían cabeceras parecidas con sendos carteles que la encabezaban (en la del lunes se leía Murgas Independientes y en la del martes Agrupación M.U.R.G.A.S) ... Sino porque lo que fluye subterráneo - más allá o más acá de los estilos organizativos, de las estructuras y andamiajes institucionalizantes de distintos ropajes, de los soportes teóricos y hasta políticos - lo que aflora desde lo más hondo de nuestra memoria colectiva es decididamente lo mismo. Bienvenido que así sea.
Y la mascotita que cuando le cuente a sus propios nietos que pudo estar allí, en el momento preciso en que la historia la necesitaba, tal vez no recuerde si fue un martes o un lunes que marchó junto con otros murgueras y murgueros y seguramente no le importe no recordarlo. Porque, tal vez, lo verdaderamente importante sea que fue partícipe de algo que la sobrepasa como persona y la ubica en una instancia superadora: la lucha por la recuperación del carnaval cercenado como fiesta de todos y con todos, como parte esencial de su cultura.
Unos meses atrás, Osvaldo de Los Dandys de Boedo escribía para Dalemurga: "... Les dejo una frase de un murguero chapado a la antigua que todavía habla del aroma de su barrio. Los jóvenes murgueros creen que los viejos murgueros no saben nada y cuando pasa mucho tiempo se dan cuenta que tenian razon ... " Vamos a volver sobre algo a lo que ya nos refererimos hace algún tiempo: La puñalada que atravesó e intentó aniquilar la cultura popular - pensamos aquí en el inicio de la dictadura en 1976 aunque hay quienes ven sus comienzos en 1955 cuando cae el peronismo - de cabo a rabo fue tan pero tan profundo que recién hoy, tres o cuatro décadas después, podemos empezar a recomponer los pedazos. Bien o mal, la murga - en toda su variedad - se fortalece día a día. No se puede esperar que, en un país como el nuestro, plagado de ejemplos de desaveniencias presentes y pasadas, de rencores, de conflicto social desbordando aquí y allá, el quehacer murguero no contenga también cierta dosis de discusión y debate. A veces, incluso con las mejores intenciones o por una simple estrategia de supervivencia ante la adversidad y la carencia, lo que se genera son pequeños Frankensteins que se vuelven contra sus creadores. Eso sin contar que puede caerse en la trampa de los que sí saben que están creando monstruos que repriman, acallen o comercialicen.
Como todo en esta vida parece ser acción y reacción, a tanta sequía ha seguido la inundación. Los grupos murgueros, comparseros, de percusión, murga-teatro, murga-banda musical, humorísticos, etc. florecen por todos lados. Algunos, desde la más profunda sensación de orfandad o desde el respeto y la admiración, buscan el estilo murguero hacia atrás. Y es respetable. Otros, por puro impulso, lo buscan hacia adelante, también desde la orfandad cultural (que no a todos nos afecta de la misma manera.) Y también es respetable. Aunque no deberíamos olvidar que toda dinámica de reinvención siempre tiene hacia atrás un punto de referencia aunque sea sólo para transformarlo constantemente.
El conflicto (el cual nos arriesgamos a decir, en esencia sería generacional ya que las generaciones se pueden medir hasta en lustros o estaría imbricado a diferentes estilos de recepción y resignificación de la tradición y herencia cultural) que debería haberse dado de forma paulatina y hasta, podemos decir, casi sin darnos cuenta, nos envuelve ahora y nos enfrenta unos con otros después de décadas. Es algo que no pudo darse ni mucho menos resolverse de forma "natural" en los años en que la murga casi desaparece - y que se salvó por el empecinado cabezadurismo de unos pocos - y se está produciendo ahora justamente ante nuestros ojos. La tradición versus la transformación. Aunque creo que sólo se puede innovar sobre algo si primero no se lo recupera para después negarlo. Nada nos asegura que esta serie de desencuentros no se hubieran producido igual sin el exterminio, el genocidio y la subsiguiente debacle neoliberal. Sin embargo, es para destacar, que es precisamente a nosotros, a los grupos etarios que comparitmos las condiciones históricas y culturales más que peculiares a las que estamos y estuvimos sometidos, a quienes nos toca, lidiar con la reconstitución de la fiesta carnavalera. Ojalá podamos hacerlo no sólo sin daños irreparables para las relaciones intermurgueras sino también para las conexiones que las agrupaciones mantienen con el seno de la comunidad que las ve nacer. Por mucho tiempo, la murga fue extraña en su propia tierra. Ahora que se la ha convocado desde el ostracismo, se la reconozca como pionera en la lucha por la restitución del feriado de carnaval.
Si bien es evidente que hay elementos de lo arcaico que afloran en lo murguístico creemos que estos coexisten y se encuentran en fuerte tensión con los que surgen de su arraigo histórico. Es decir, con los condicionantes de la época a la que pertenecen las agrupaciones (en tanto colectivos humanos) y de acuerdo a las estructuras políticas, sociales y culturales que las abrazan. LLevan inexorablemente la impronta del tiempo en el son alumbradas, se desarrollan y a veces mueren.Por más efímero, redificado o difuso que sea el tejido del que están compuestas es posible desbrozarlo y ver de qué está hecho, tratar de comprenderlo.
La diversidad, la hibridación, las identidades frágiles, transitorias y cambiantes son características de todo lo contemporáneo: líquido, sinuoso, tornasolado, hasta "neotribal" desde algunas concepciones. De allí, el desafío (que a la vez contiene un interrogante) sería cómo plantear la cuestión de LO COMUN más allá de la propia concepción que cada uno puede tener del mundo, más allá de las propias narices, porque la fragmentación - que suele ser la otra cara de la diversidad - lleva en sus entrañas la completa separación del otro, la exclusión de todo lo que no es igual a uno. Pensar cómo construir lazos, tender puentes, ampliar, incluir, no en la unidad monolítica sino la unidad en la diversidad (tal vez, un mundo que contenga todos los mundos posibles, como la famosa frase.) La idea de multitud tamizada con la de pueblo. La clave pareciera estar en cómo acomodar lo particular a lo común (al bien común) en beneficio precisamente de lo común, de todos, en la "corrección del egoismo" en aras de la felicidad del pueblo. Entonces, la gran pregunta es (yendo siempre, de lo pequeño a lo más grande y de lo fácil a lo más difícil) aunque sea entre murgueros : ¿El juego de inclusión / exclusión, la tensión conflictiva aniquilante es la única manera de conducir la vida humana en común y, por ende, la única forma concebible de ser y estar en nuestro mundo (murguero y carnavalero) compartido.

2 comentarios:

  1. aunque sea para pensar al pasar luego de leer el artículo, me pregunto cuándo uno dice basta, hasta acá llego, renuncio, aflojo, hablo, acuerdo, cuándo uno se olvida del rencor, lo dicho, lo pasado, la ofensa, la herida y dice bueno, somos uno (con la deformidad diversa de lo uno formado de muchos), estamos en la misma, vamos juntos. seguramente lo que provoca el cambio, lo que permite salir de la parálisis de la diferenciación (más que de la diferencia porque es más fácil diferenciarse que ser diferente) son las circunstancias, la bendita, autoimpuesta y determinante-estructurante realidad que nos exige un modo determinado de enfrentarla y que a veces es tan brutalmente amenazante (no nos une el amor sino el espanto) que hace que nos olvidemos del negocio de la diferencia y pongamos por encima el colectivo contradictorio y multiforme que camina junto hacia distintos lados.
    dos elementos diferenciadores me parece que se fueron levantando entre "independientes" e "integrados": 1. la aceptación del circuito estatal como una de las formas de defender y sostener los festejos carnavaleros y el reconocimiento de las murgas como actores de la cultura popular; y 2.el posicionamiento de la murga como emergente social de militancia política o no.
    a mi parecer los "independientes" no aceptan una concepción murguística no políticamente militante tal como entendemos la acción política desde las concepciones de los 70, mientras que los "integrados" huyen como de la peste de los posicionamientos políticos, aun cuando no son ajenos de los mecanismos de construcción partidaria de los aparatos organizativos.
    (esto con todos los grises y matices, por favor.)
    a mi modo de ver, estas diferencias sirven para tejer a su alrededor toda una serie de diferenciaciones de otras canchas y de otros partidos que se les pegan como medusas, se les anexan, se las chupan y va creciendo una enorme diferencia, quiero decir: si sos integrado te entregaste al sistema, tranzaste con macri-ibarra-telerman, estás por la guita, sos de la patota, etc., etc, si sos independiente te banca un partido de izquierda, te interesa más la política que la murga, sos un nene de papá, no sabés nada de carnaval, etc., etc., etc.
    sin que lo que digo sea así, lo pongo para graficar cómo a partir de dos diferencias -quizás no menores, no polémicas- se teje todo un rosario calificativo pseudoideológico que es lo que más circula, lo que hace masa, lo que distancia, lo que separa y que hace que un día al año no puedan marchar juntos esos que son del mismo colectivo, del mismo equipo y transpiran la misma camiseta (aun con sus diferencias, claro, y con sus diferencias fuertes).

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  2. El agudo comentario de Pedro da cuenta de ciertas diferencias que es posible visualizar entre los grupos en cuestión. A su vez, describe muy inteligentemente cómo se instalan en los discursos esas diferencias hasta hacerlas abismales y sin posibilidad de sutura. Vuelve a haber, este 2010, dos actividades separadas (aunque de modalidad parecida: se montará escenario en ambas para dar lugar a distintas expresiones artísticas) de reclamo por la reinstauración del feriado cercenado. ( Ver aquí: http://ar.dir.groups.yahoo.com/group/dalemurga/message/11962 ) No sé hasta qué punto están articuladas o enlazadas más allá de que haya gente que concurra a las dos. ¿Quizás un paso adelante en lo que refiere a lucha mancomunada por un objetivo en común? Sólo el tiempo puede decirlo… Hemos asistido en estos últimos tiempos a la reorganización del Movimiento Nacional de Murgas, una instancia que se pretende integradora de distintas vertientes murgueras y que, de llegar a buen puerto, podría transformarse en una vía de aglutinación interesante. Aún así, me parece que la posibilidad de un avance serio y sostenido en relación a esta cuestión – la vuelta del feriado eliminado – estaría en poder ampliar la convocatoria, exigirla (en el sentido de ejercitarla fuertemente) hacia afuera de los límites de la comunidad murguera, hacia quienes también han visto coartado su derecho a la risa y a la celebración, la ciudadanía misma. De lo contrario, de no poder con esas fronteras, entonces seguirá siendo simplemente una parte más del folklore urbano o como suele decirse, sólo una luz hacia la cual caminar pero sin convicción de logro.

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